sábado, 16 de febrero de 2013

Condimento sin moderación (del pre-viaje)

La preparación de este viaje fue bastante particular. Si irme de viaje 2 meses y medio a Centroamérica sólo no fuera poco, le agregué de condimento mi vuelta de de mi año y medio de Haití. Ese condimento, que como chile picante (de esos pequeños) uno lo subestima y al principio cuando lo muerde no se le siente ningún gusto extraordinario, pero luego viene de a poco, y luego sorpresivamente un flujo fuertísimo de ardor a la lengua, así fueron viniendo todo ese flujo de pensamientos y sentimientos.

En medio de ese flujo de experiencias, aprendizajes,  pensamientos y sentimientos; uno desearía que el mundo y el tiempo pare para identificar cada uno, procesarlo, mirarle todas las aristas, sacar lo que tiene para enseñar y aprenderlo, agradecerle y pasar al próximo. Luego, una vez que todos hayan sido procesados, luego de haber crecido y aprovechar al máximo la experiencia; volver a poner el mundo y el reloj en funcionamiento, y atender  a mis seres queridos, con todo ya más claro, y habiendo crecido infinitamente… NO, esa nunca fue una posibilidad y la vida me gritó ese NO en la cara con euforia.

Entonces en medio de todo ese río embravecido de charlas con gente que me hacía avanzar, iba haciendo ese proceso en simultáneo llegando a lugares diferentes de lo que llegaría si lo hubiera hecho sólo, no volviéndome tan loco o tan ermitaño. Entonces iba entendiendo no sólo todo eso, sino también el viaje, el porqué, y con el porqué el cómo, y con el cómo el darme cuenta que estaba en el horno con la preparación. Y correr, y procesar, y ver gente, y preparar el itinerario, y pasear a los perros, y leer, y meditar y, y, y…
Compré el pasaje…
AAAAHHHHHHHH!!!! Estoy en el Horno!
Fue ahí cuando me di cuenta que en realidad no había hecho nada, porque estuve en vueltas, y todo me llevaba infinitas veces más tiempo de lo que me llevaría y al principio me puse ansioso, pero después acepté. No podía hacer otra cosa que aceptar lo que había elegido, y prepararme a mí más que al viaje. Entonces no tenía esa dualidad entre viaje o yo, Centroamérica o Uruguay, decidí cerrar lo mejor posible Uruguay y luego cuando estuviera pronto meter más a Centroamérica… En el avión…

En conclusión, nunca se va a dar el escenario perfecto ante una situación que te toca, la situación toca cómo y cuándo toca (o cómo se elije inconscientemente), pero lo único que uno puede hacer es aceptarlo y procesarlo como uno puede y prepararse de la mejor manera que puede. Lo que nos define no es la situación que nos toca, sino qué hacemos con esa situación…



Entre otras cosas al aceptar mi situación fui a la Sierra de las Animas a despedirme del lugar...
Y de mi mismo.





Secuencia que deja ver mi situación al preparar mi viaje.



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